Funcionarios de los Ayuntamientos de Reynosa, Río Bravo,
Matamoros y Miguel Alemán, son investigados en torno a la instalación de más de un centenar de videocámaras que eran usadas por delincuentes para vigilar los movimientos de las corporaciones de seguridad.
Rabindranath Juárez Mayorquín, delegado de la Secretaría de Gobernación, reveló que existe por parte de la Procuraduría General de la República una investigación en torno a la instalación de las cámaras, pues estas fueron colocadas en postes del alumbrado público y por tanto sospecha que funcionarios municipales pudieran tener responsabilidad.
Igualmente las cámaras de videovigilancia instaladas en diversas ciudades como parte de la estrategia de seguridad, han sido vandalizadas por delincuentes
En Reynosa y Río Bravo las cámaras han sido dañadas por grupos delictivos, pero estos mismos sistemas se reinstalan, ya que cuentan con un seguro de protección, indicó.
Apuntó que muchas de las 118 videocámaras retiradas fue posible gracias a las denuncias ciudadanas anónimas, advirtiendo a las autoridades.
Agregó que como parte de la estrategia se inspeccionan los puntos donde han sido colocadas cámaras de vigilancia a fin de verificar que no han sido dañadas.
Por otra parte, se dio a conocer que de las dos únicas personas detenidas en torno al desmantelamiento de 118 videocámaras de vigilancia y 58 antenas instaladas obtuvieron su libertad bajo fianza pues tal hecho no se encuentra tipificado como delito en el Código Penal.
Además los dos sujetos dijeron pertenecer a una empresa de televisión por cable y haber sido obligados bajo amenaza de los delincuentes a efectuar la instalación de las cámaras o de lo contrario se dañaría a sus familias.
La mayoría de las cámaras fueron instaladas en postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de Teléfonos de México.
En cuanto a las antenas las colocaban ocultas en las antenas de microndas, empresas telefónicas e incluso de empresas televisivas.
Las últimas 20 videocámaras desactivadas en Reynosa eran ocultadas en cajas metálicas, simulando ser centro de carga e interruptores entre el cableado del alumbrado público, teléfonos, cable y demás.
Además se desconectaron cinco módems que servían para transmitir a lo que las cámaras
captaban.
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